Preguntas frecuentes
Los ciberhostigadores utilizan tecnología en línea, como las redes sociales, el correo electrónico, la mensajería instantánea, los datos personales disponibles en línea, para establecer un contacto inapropiado con sus víctimas, como el envío de mensajes frecuentes y repetidos que incluyen extorsión o amenazas reales de daño físico. En muchos casos, el hostigamiento cibernético y el físico se interconectan, lo que lo hace aún más peligroso.
Un sondeo de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (AVACU) revelaba a principios de 2021 el 68% de los menores entre 13 y 14 años tiene una cuenta en redes sociales y un 12,5% de los jóvenes encuestados aceptaba peticiones de amistad o seguimiento sin conocer a quién la solicitaba. Este mismo estudio comentaba que las cinco redes sociales más utilizadas son WhatsApp (91,5%), Instagram (90,6%), Youtube (83,5%), Tik Tok (69,2%) y Twitter (54,1%). Con un 40,2% se sitúa la creciente red social Twitch, que va ganando seguidores entre los más jóvenes.
Cuando alguien establece una conexión emocional con un niño en línea para ganarse su confianza con fines de explotación sexual, abuso sexual o trata. Los niños y jóvenes pueden ser víctimas de grooming por parte de un extraño o de alguien conocido, por ejemplo, un amigo, un familiar o un profesional. Los padres también deben ser activos y no dejar que sus hijos pequeños naveguen por la red sin orientación. Acompañarlos en el uso de la tecnología desde el primer día ayuda a que los niños disfruten de una navegación segura y se alejen de posibles peligros. Tener una buena relación con sus hijos y al menos unos conocimientos básicos de tecnología y seguridad son bases importantes para ayudarles a utilizar Internet de forma segura.
Cuando alguien envía mensajes sexualmente explícitos o comparte imágenes o vídeos sexuales, desnudos o semidesnudos, de sí mismo o de otros, a través de cualquier dispositivo que permita compartir medios y mensajes (ordenadores portátiles, móviles, smartphones o tabletas). Los riesgos incluyen el chantaje, la intimidación, el daño y el hecho de no tener control sobre el contenido y la forma en que se comparte en línea.
«Hacer check-in», compartir la ubicación actual, utilizar servicios de geolocalización y añadir este tipo de información a la foto, el vídeo o el estado, se ha convertido en una práctica habitual en las redes sociales. Aunque pueda parecer inofensivo que los niños utilicen la geolocalización para que sus seguidores sepan dónde están, compartir su ubicación exacta con todo el mundo no es la idea más segura. Sin la configuración de privacidad adecuada, no hay garantía de que esta información no caiga en manos de ciberacosadores, hostigadores o incluso ciberdelincuentes. Para evitar que se comparta la ubicación de forma inapropiada, enseña a tus hijos a mantener desactivada la función GPS de su teléfono móvil o tableta. Solo debe encenderse cuando sea necesario para obtener direcciones, cuando se utilicen mapas o cuando tu hijo esté enviando su ubicación a un amigo con el que vaya a quedar. Sin embargo, incluso con el GPS desactivado, hay formas en las que un niño puede revelar involuntariamente su ubicación. Una foto de un lugar reconocible o incluso una descripción del lugar puede ser suficiente para causar problemas.