Navegar por el mundo digital
El ascenso de la Generación Alfa marca el comienzo de una era digital.
Tu hijo mira fijamente a su smartphone y sigue navegando. No parece tan divertido; de hecho, parece haber indicios de desagrado en su rostro. Intentas hablar con él, pero no parece capaz de apartar los ojos de la pantalla. ¿Sabes a qué se debe este comportamiento? Tal vez tu hijo esté lidiando con el FOMO, el miedo a perderse algo.
Internet puede ayudarnos con el entretenimiento, la educación, la comunicación, la creatividad y mucho más. Pero a veces, las emociones que sentimos en la red distan mucho de ser agradables: envidia, ansiedad e incluso autodesprecio. El FOMO, o miedo a perderse algo, es un ciclo que no tiene fin: estar en las redes sociales puede hacernos entrar en pánico por si nos perdemos algo de lo que sucede en la sociedad, pero cuando colgamos nuestros teléfonos podemos temer que el mundo online se mueva demasiado rápido para que podamos alcanzarlo más tarde. Los sentimientos desagradables que provoca el FOMO afectan tanto a los adultos como a los niños, y a menudo tienen como trasfondo la falta de confianza e incluso alguna forma de frustración con nuestras vidas. ¿Sabes cómo combatirlo? Aquí tienes algunos consejos.
Cuando un niño observa a sus amigos en Internet, puede sentirse excluido de las actividades divertidas que realizan los demás. Seguir a ciertas personas influyentes también puede hacer que tu hijo crea que no tener suficiente dinero o posesiones materiales le impide estar plenamente satisfecho. Estas emociones pueden proceder de la visión general que el niño tiene de sí mismo y de su vida. ¿Cómo combatir esa mentalidad de inferioridad? Apoya continuamente a tu hijo para que desarrolle su confianza y su sentido de identidad. Deja que el niño elija sus intereses y quizás anímale a unirse a grupos de aficionados. En ellos, los niños pueden entablar una comunicación cara a cara con sus amigos y superar el miedo a quedarse fuera. Animar a los niños a centrarse en el proceso y no en los resultados también puede ayudarles a reforzar su autoestima. Por ejemplo, puede que les guste el arte pero que no les gusten los resultados de sus esfuerzos artísticos: asegúrate de que lo más importante es que disfruten de la actividad en sí. Esto puede ayudarles a apreciar el proceso y a abrazar los momentos de alegría que se pasan por alto y que a menudo no aparecen en las redes sociales.
Cuando solo vemos lo mejor de la vida de los demás en Internet, nuestra percepción de la normalidad puede cambiar. Nuestra existencia cotidiana puede llegar a ser aburrida y monótona. Incluso como adultos, a menudo debemos recordarnos que los momentos captados online son solo trozos seleccionados de una realidad mayor, mucho más compleja, en la que no todo es perfecto y glamuroso, sino que también incluye lo difícil u ordinario. Para los niños que pasan gran parte de su tiempo en Internet, este concepto puede ser incluso más difícil de entender. ¿Cómo podemos recordar a nuestros hijos y a nosotros mismos la naturaleza incompleta de las redes sociales? He aquí un experimento que puede ayudar:
Junto con tus hijos, usad vuestros teléfonos para documentar vuestra vida durante un periodo de tiempo determinado (puede ser un día, una semana o incluso un mes). Después, sentaos y hablad de las fotos que habéis tomado. ¿Por qué las tomasteis? ¿Estabas realmente contento en esos momentos? Compara tus fotos de aspecto feliz con la realidad y discute lo que ocurrió entre bastidores: ¿captan las fotos realmente las emociones que sentiste? ¿Y hay algún momento memorable que no hayas fotografiado? El objetivo del experimento es recordar a los niños que, aunque las fotos pueden ser un medio excelente para recordar algunos momentos de tu vida, no pueden captar la realidad en su conjunto.
Hay quien puede creer que combatir el FOMO significa dejar las redes sociales por completo, pero no es necesariamente el caso. Deshacerse de las redes sociales puede ser poco realista e incluso poco razonable. Más bien, nuestros hijos deberían centrarse en el aspecto sobre el cual pueden influenciar con bastante facilidad: el contenido que consumen. El mundo online en el que se adentran a través de sus plataformas depende en gran medida de sus propias elecciones. En consecuencia, si las redes sociales les hacen sentirse infelices, no tienen que limitarse a sentarse y aceptar las emociones negativas: pueden hacer cambios activos. Pregúntale a tu hijo si hay algo en Internet que le haga sentir incómodo. Ambos podéis revisar vuestros perfiles y hablar de cómo os afectan algunas de las personas a las que seguís. Esto puede ayudar al niño a comprender sus emociones: muchos niños pueden experimentar FOMO, pero no son conscientes de ello porque no saben cómo explicar y clasificar sus sentimientos.
Cuando compartes tus propias experiencias con el FOMO, demuestras que este problema puede afectarnos a todos, pero también que se puede discutir y combatir. Si tú o tu hijo seguís a alguien que os produce emociones desagradables, como la ira, la tristeza o la sensación de ser excluidos, hablad de las posibilidades de eliminar esas influencias. Puedes dejar de seguir las cuentas o silenciarlas, en cuyo caso la persona del otro lado ni siquiera se enterará de tus acciones. Insiste en que, aunque ciertas cuentas puedan provocar sentimientos negativos, siempre es mejor dejar de seguir estos perfiles en lugar de escribir comentarios de odio o burla en sus publicaciones.
Los teléfonos no son nuestros enemigos, pero de vez en cuando, guardarlos puede ayudarnos a existir en el momento presente. Piensa en una actividad que le guste a tu hijo, dejad de lado los teléfonos y simplemente disfrutad de la compañía del otro. Lo ideal es que incluyas a tu hijo en la planificación y le dejes introducir algunas de sus ideas sobre cómo pasar el tiempo juntos. Como explica la psicóloga Jarmila Tomková "Cuando los niños son los creadores o cocreadores de una actividad, están mucho más motivados e implicados. Ser cocreador también ayuda a su sentido de competencia y agencia, lo que puede favorecer su autoestima y así ayudar a prevenir o eliminar el riesgo de FOMO". Puedes planear una excursión, hacer deporte, visitar un museo o jugar a juegos de mesa. Durante la actividad, habla de la experiencia. ¿Disfruta tu hijo de la actividad? Si no es así, ¿qué se puede hacer de forma diferente?
Estos momentos también son ideales para practicar la atención plena. Comprueba tus sentidos: ¿Qué ves? ¿Puedes oler algo? ¿Puedes nombrar cinco cosas que puedas tocar en este momento? Puedes incluir un juego en el que cada uno trate de adivinar lo que está tocando mientras mantiene los ojos cerrados. Hablar de los sentimientos y practicar la atención plena puede ayudar a experimentar activamente la realidad fuera de Internet. Por último, no te centres únicamente en las actividades familiares. También puedes organizar un evento en el que tu hijo pueda reunirse con sus amigos y disfrutar de la sensación de estar incluido. Algunos padres tienden a llevar a sus hijos a casa inmediatamente después de las clases, lo que puede limitar el tiempo que los niños comparten con sus compañeros y hacer que se sientan aislados y solos. Las actividades comunitarias pueden ayudar directamente a tu hijo a prevenir o superar el FOMO.
Cuando un niño ve las vidas aparentemente perfectas que se presentan en Internet, puede olvidarse fácilmente de su propia felicidad. Trabajar con el agradecimiento puede ayudarles a restablecer su autopercepción y a apreciar un poco más su realidad. ¿Cómo puedes practicar la gratitud con tu hijo? Cada noche, puedes compartir las cosas por las que estás agradecido ese día, ya sean grandes logros o simples realidades (como un gran paseo con el perro o una tarde soleada). También puedes animar a tu hijo a que escriba un diario en el que anote lo más destacado de cada día. Los niños mayores pueden hacerlo solos, mientras que los más pequeños pueden disfrutar creando ese diario junto a sus padres o hermanos. Si tu hijo decide escribir su diario por la noche, la actividad puede ser una gran herramienta para evitar el uso de los smartphones justo antes de acostarse. Los niños también pueden crear ocasionalmente una lista que se centre en las cosas que les han hecho sentir emociones negativas, ya sea tristeza, miedo, nerviosismo, etc.
Actividad familiar: Ayuda a los niños pequeños a enfrentarse a sus dificultades
Siéntate con tus hijos y prepara unos trozos de papel, un bolígrafo y una caja o cesta. En círculo, cada uno cogerá un papel y escribirá lo que le cuesta en ese momento. A continuación, los participantes pueden depositar en silencio sus dificultades en la caja o compartirlas abiertamente. Los demás deben escuchar y apoyar a la persona que habla, e incluso ofrecer posibles soluciones si se les pide que lo hagan. Los padres deben participar también, compartiendo algunos temas sencillos de su vida. Esta actividad ayuda a las familias a establecer un lugar seguro, a aprender a escuchar y a reconocer que cualquiera puede tener dificultades, pero también que los demás están aquí para ayudar en momentos de necesidad.
Al hacer la lista de emociones negativas, se anima a los padres a que ayuden a sus hijos con la actividad para que los niños no sientan que toda la carga recae sobre ellos. Lo ideal es que tus hijos incluyan también los procesos que siguieron a los sentimientos negativos, anoten cómo se comportaron ante la situación y qué les ayudó a superar los momentos desagradables. Después de un tiempo, podéis repasar juntos la lista y ver si hay patrones que se repiten. Si los factores desencadenantes se repiten, puedes intentar evitarlos en el futuro, y si los mecanismos de afrontamiento se repiten (y no son insanos o perjudiciales en ningún sentido), el diario puede ayudar a tus hijos a superar varios retos mentales en el futuro, incluido el FOMO.
Con ESET Parental Control para Android
PRUÉBALO GRATIS DURANTE 30 DÍASEl ascenso de la Generación Alfa marca el comienzo de una era digital.
Conoce los tipos de adicciones a Internet.
Los niños pueden aprender habilidades en el mundo online.