¿Por qué los niños comparten demasiado en Internet? Reflexiones de un psicólogo infantil

El oversharing se refiere a compartir excesivamente información sobre uno mismo. Puede incluir información sensible, pero no es exclusivo de ella. El exceso puede definirse en la frecuencia o la profundidad y el alcance de la información compartida según el contexto y la situación. Un indicador puede ser que, al final del día, una persona, o en este caso un niño, se arrepienta de haber compartido tanto, y puedan surgir consecuencias negativas.

Nos sentamos con Jarmila Tomková, psicóloga infantil especializada en la psicología de Internet, para hablar de este fenómeno, sus razones y las formas de abordarlo, tanto desde la perspectiva del niño como de los padres.

Definición:  El oversharing puede definirse como el intercambio excesivo de información personal, ya se trate de detalles sensibles o simplemente de la frecuencia o el alcance de lo que se comparte. En el contexto del mundo digital, el oversharing puede darse tanto en privado como en público.

Una de las claves de compartir demasiado en Internet es que a menudo los niños no entienden que lo que están haciendo es compartir demasiado. "A menudo no se dan cuenta de que un determinado tipo de información puede considerarse no apta para ser compartida públicamente, o con una determinada persona", dice Jarmila. " Sienten la necesidad de compartir sin tener en cuenta los factores, o la motivación."

A menudo, los niños se sienten motivados a compartir por diferentes razones.

Los niños suelen dejarse llevar y compartir más de la cuenta en Internet por múltiples razones. El escaso control de la impulsividad, la necesidad de encajar y el deseo de ser popular o atrevido también pueden contribuir a compartir más de la cuenta. A veces, los niños también comparten demasiado para establecer relaciones íntimas. Quieren ser especiales y encontrarse a sí mismos. Compartir en Internet, como hacen los demás niños, o incluso los famosos, puede darles un sentido de pertenencia, que para un niño, que está intentando descubrirse a sí mismo, puede ser muy importante. La cultura en la que viven determina lo que está bien compartir y lo que no.

Etapa de desarrollo y papel de los rasgos de personalidad.

"Compartir demasiado" también puede ocurrir en privado. Esto puede ocurrirles a los niños más pequeños, antes de los 12 años, cuando conocen a alguien a través de un juego online y sienten una sensación de conexión. Pueden incluso compartir información personal, sin darse cuenta de que esto les pone en peligro y de que la persona con la que comparten puede ser un depredador", dice Jarmila, cuando se le pregunta por los niños más pequeños y sus prácticas de compartir más de lo debido.

 Los niños más pequeños, de entre 7 y 10 años, tienen un pensamiento concreto y son confiados por naturaleza (es un estado muy normal y saludable), lo que les hace susceptibles de compartir más de la cuenta y, por desgracia, también de sus consecuencias negativas. Los niños mayores, impulsados por el deseo de popularidad y expresiones emocionales, también pueden compartir en exceso. En ambos casos, compartir en exceso puede deberse a un malestar emocional o a una forma de autorreflexión.

 "Es importante señalar que, en los niños mayores, compartir en exceso no solo se debe a la angustia emocional. A veces, la necesidad de ser diferentes y de encontrar un lugar único en el mundo también puede ser un factor determinante", afirma Jarmila.

Los rasgos de personalidad también pueden ser un factor, pero nunca la única razón.

"Según mi experiencia, los niños más susceptibles a la necesidad de compartir más de la cuenta son los extrovertidos y los que quieren compartirse con el mundo. A estos niños hay que enseñarles cómo hacerlo de forma segura y no recurrir únicamente al entorno online", señala Jarmila. A continuación, continúa explicando que algunos niños pueden ser impulsivos y aún no poseen la capacidad de regular sus emociones, de ahí que ante la necesidad de compartir recurran a la única forma que conocen. "Parece que los adultos tienen poco control sobre los cambios naturales en los rasgos de la personalidad o los estados emocionales que se producen durante la adolescencia. La tendencia a compartir una determinada cantidad, frecuencia y tipo de contenidos es solo uno de los dos factores principales que contribuyen al oversharing de riesgo. El segundo factor es el conocimiento y la capacidad de controlar la amplitud de la privacidad relativa a la información compartida. Corresponde a los padres y a las escuelas proporcionar a los niños estos conocimientos y habilidades de forma clara", insta Jarmila.

Las redes sociales contribuyen al oversharing (compartir más de lo debido).

Compartir más de la cuenta puede llevar a situaciones embarazosas, poner en peligro a alguien sin querer y al ciberacoso. Las tendencias de las redes sociales también pueden fomentar una cultura de compartir en exceso, lo que agrava aún más el problema. Las redes sociales desempeñan un papel fundamental en la vida de los niños, ya que influyen en lo que comparten y con qué frecuencia. La tendencia de "contar historias" o "datos sobre mí" se está apoderando de las redes sociales, donde se alaba hablar de aspectos de la vida personal, traumas y dificultades. "Los niños se fijan en lo que comparten los demás y quieren apuntarse a la moda. Lo mismo ocurre con los famosos, cuando una persona influyente publica un determinado tipo de contenido, los niños pueden sentirse convencidos de que deben hacer lo mismo para encajar", explica Jarmila.

¿Qué puedes hacer?

Hay distintas estrategias que los padres pueden utilizar para ayudar a sus hijos. "Para empezar, es crucial apoyar el desarrollo sano del niño. Tenemos que ayudar a los niños a ser más conscientes de su propio valor y singularidad, criarlos de forma que sientan una autoestima opcional y apoyarlos para que sean conscientes de sus emociones. Esto es algo que los padres deben hacer independientemente de compartir en exceso. Otra cosa muy importante que hay que recordar es mostrar a los niños qué situaciones son de riesgo y por qué pueden ser perjudiciales", dice Jarmila cuando se le pregunta por medidas prácticas para los padres.

Los padres deben asegurarse de que el niño crezca aceptándose a sí mismo, conozca su identidad y tenga una actitud sana hacia sí mismo. También es muy importante que el niño tenga suficiente espacio fuera de la red para compartir sus emociones sanamente. "Los niños necesitan tener suficiente espacio y apoyo social para poder compartir y sentirse conectados con alguien. Los padres deben fomentar la capacidad de hacer amigos y las habilidades sociales; hay que animar a los niños a unirse a distintas comunidades, practicar deportes y tener aficiones en las que puedan hacer amigos". Jarmila anima a los padres.

Crear hábitos saludables.

La primera infancia es un buen momento para empezar a desarrollar hábitos y rituales saludables. Jarmila, por ejemplo, sugiere tener un ritual con el niño: "los padres pueden, por ejemplo, hablar con sus hijos de las luchas y de lo que les ha pasado ese día. Más adelante, los padres pueden enseñarles formas de compartir sus sentimientos más íntimos con su diario, dibujar u otras estrategias para conectar con sus emociones. Los niños necesitan saber que no pasa nada por conectar con sus emociones y hay que enseñarles estrategias para ser conscientes y no reaccionar de forma exagerada. Asegúrate de que el niño no se siente solo con sus emociones. Se pueden hacer actividades colectivas, por ejemplo, durante la cena, en las que todos los miembros de la familia compartan las emociones buenas y malas".

Hay que dejar que los niños compartan y hablen de sus emociones. "La paradoja es que, compartiendo más, podemos evitar el oversharing". Dice Jarmila.

Cómo reaccionar ante el oversharing.

Cuando descubras que tu hijo ha estado compartiendo más de la cuenta en Internet, es esencial que no reacciones de forma exagerada ni te dejes llevar por el pánico. "Respira hondo y recuerda que no debes poner en peligro la relación con tu hijo reaccionando precipitadamente o juzgándolo. En lugar de eso, reconoce con calma y naturalidad que has visto el contenido inapropiado que ha publicado. No dejes que el asunto quede sin tratar, pero elige tus palabras con cuidado para mantener la confianza de tu hijo. Eres su sabio sistema de apoyo, y deben saber que comprendes las implicaciones de compartir demasiado y a dónde podría llevarlos". Explica Jarmila.

En este caso, es más importante no juzgar que apoyar en exceso.

Puedes darles ejemplos de tu propia vida en los que compartir más de la cuenta haya salido mal (por ejemplo, compartir más de la cuenta en un teambuilding) o ejemplos de famosos que se hayan arrepentido de haber compartido más de la cuenta. Muestra verdadera curiosidad por la vida y las experiencias de tu hijo, en lugar de sacar conclusiones precipitadas o hacer suposiciones. Jarmila continúa diciendo: "Evita preguntas de confrontación como "¿Por qué has hecho esto?". En su lugar, fomenta un diálogo abierto formulando preguntas más preliminares como "¿Qué esperabas al hacer esto?" o "¿Qué resultado esperabas?". Sobre todo, céntrate en el bienestar de tu hijo, no en tus propios sentimientos o reacciones. Se trata de ellos, no de ti".

Es muy difícil trazar una línea entre la libertad del niño para expresarse y el exceso de información. Es bueno pensar en quién puede verlo y qué puede pensar o hacer con esa información. Sin embargo, a través de la comprensión, la comunicación abierta y el fomento de un entorno de apoyo, podemos guiar a nuestros hijos hacia hábitos de compartir sanos y responsables. Y, lo que es más importante, debemos guiarlos y crear un entorno online más seguro.