Alerta TMI: ¿Cómo puede afectar a tu vida futura el hecho de compartir demasiado?
Es fundamental comprender las implicaciones de compartir demasiado.
Un bulo es una historia falsa e inventada, pero que pretende ser cierta. A veces puede empezar como un simple mensaje del Día de los Inocentes; otras veces puede tener consecuencias graves que pueden dañar la vida o la salud de alguien. Por ejemplo, esto podría ocurrir si una historia afirmara que algo causa cáncer o hace daño a las personas cuando en realidad hace exactamente lo contrario.
Incluso los adultos cultos tienen a veces dificultades para detectar los bulos y las noticias falsas. Entonces, ¿cómo podemos esperar que nuestros hijos lo hagan?
Antiguamente, tus abuelos podían difundir, sin saberlo, historias falsas o leyendas urbanas sobre las aventuras y experiencias de algún miembro de la familia. Sencillamente, no había forma de comprobar las historias de guerra, caza o pesca del abuelo. Pero la mayoría de estas historias se habrían quedado solo dentro de tu familia.
Con la aparición del correo electrónico, los bulos y las noticias falsas empezaron a difundirse por todo el país e incluso por todo el mundo. El auge de las redes sociales hace que la información engañosa se convierta en viral con mayor rapidez. Por ejemplo, los desafíos de "momo" o "Ballena Azul" que asustaron a los padres de todo el mundo. Este último comenzó en Rusia y se hizo realmente global. Pronto se extendió a varios países europeos, India y Estados Unidos.
Hay varias razones por las que existen los bulos y las noticias falsas. Los menos dañinos pueden empezar como una broma: Internet simplemente les da más vida. El objetivo de los más elaborados es simplemente ganar dinero. Si ayudas a compartir un sitio web de noticias falsas, el propietario de ese sitio puede ganar más dinero con anuncios online o vendiendo productos que dicen ofrecer resultados casi mágicos. Estas afirmaciones no están probadas, por supuesto. Hay mucho material engañoso en Internet. Si se le da "me gusta", se comparte o se retwitea este tipo de contenido, solo se contribuye a amplificarlo.
Las personas que tienen menos experiencia con Internet ,como los niños o las personas mayores, pueden tener más dificultades para detectar los bulos y las noticias falsas. No hay razón para no hablar de este tema con tus niños. No esperes a que se extienda otro bulo para advertir después a tu familia: tus hijos podrían ser víctimas de él antes de que te des cuenta.
Entonces, ¿cómo ayudarles? Los consejos que se ofrecen en la siguiente lista no detectarán todos los bulos, pero te servirán para avisar de que puedes estar ante uno.
Enseña a tus hijos a mirar siempre quién ha compartido y publicado una historia concreta. ¿Cómo está escrita la historia? ¿El lenguaje es sensacionalista o está lleno de términos cargados? Los creadores de estas historias utilizan ciertas palabras para evocar sentimientos como la conmoción, el terror o la pena. Esto anima al lector a desconectar la parte racional de su cerebro y actuar sin pensar.
Intenta enseñar a tus hijos a pedir siempre pruebas. Incluso los medios de comunicación serios pueden a veces publicar información incorrecta. Enseña a tu familia a pedir cifras, estudios e información sobre por qué una afirmación es cierta.
La mayoría de los bulos y noticias falsas que se comparten siempre incluyen alguna "prueba" visual, como una imagen o un vídeo. Enséñales a tus hijos a hacer zoom en una imagen y a buscar pistas visuales como carteles de calles o tiendas, matrículas de coches o anuncios en la calle. Si una noticia viral dice ser de Israel, pero los carteles de las calles están en español, probablemente sea falsa.
Otra gran herramienta es la búsqueda inversa de imágenes. Hay varios motores de búsqueda y sitios web dedicados en los que basta con subir o pegar un enlace a una imagen y el resultado muestra dónde se ha utilizado la imagen. A veces el resultado te lleva directamente a una web que recoge información sobre bulos y noticias falsas.
La mayoría de los padres quieren que sus hijos se comporten bien y hagan lo que ellos u otros adultos responsables dicen. Pero antes de permitir que tus hijos utilicen Internet y las redes sociales, debes enseñarles a ejercer un sano nivel de escepticismo. Repíteles que no todo lo que un adulto, un familiar o un amigo ha compartido en Internet es automáticamente cierto.
Hay muchas cuentas en las redes sociales que se especializan en compartir bulos y noticias falsas. Pueden ser bots, operados automáticamente por algoritmos. Enseña a tus hijos a detectarlos. Utilizan el mismo lenguaje sensacionalista y cargado que los sitios web de noticias falsas y suelen compartir muchas de las mismas publicaciones a las mismas horas a lo largo del día. Puedes enseñarles esto a tus hijos mostrándoles las líneas de tiempo de algunas cuentas de redes sociales sospechosas.
Como en todo, los niños tienden a reflejar el comportamiento de sus padres. Si no quieres que tus hijos crean en bulos o los compartan, no los compartas tú, ni en casa ni en Internet. Si lo has hecho por accidente, explícales que fue un error, por qué era un bulo y por qué caíste en él. No solo aprendemos de los errores de los demás, pero con una comunicación abierta puedes ayudar a tus hijos a aprender de los ejemplos ,buenos y malos, de sus familiares adultos.
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