¿Por qué debes hablar con tus hijos sobre las amenazas en Internet?
Las amenazas en Internet han cambiado desde los 90, afectando tanto a niños como a adultos.
La evolución del ciberespacio ha traído consigo una evolución de las amenazas dirigidas a los niños. ¿Por qué es tan importante hablar de ellas?
Internet existe desde principios de los 90 y, como es lógico, las amenazas a las que se enfrentan niños y adultos han cambiado enormemente. Por aquel entonces, la seguridad de los niños consistía sobre todo en mantenerlos alejados de contenidos sexualmente explícitos y la mayor parte de la concienciación se centraba en los controles parentales más que en la conversación y la creación de hábitos saludables.
En los últimos 30 años ha habido muchos cambios, tanto en el mundo digital como en el físico. Se puede hacer mucho más online, hay más aplicaciones, más sitios web, más gente y, lo que es más importante, un grupo demográfico más joven. El tema de la pornografía sigue estando muy presente, pero el paradigma ha pasado de que un niño vea esos contenidos a que, a través de deepfake, sea él mismo quien los vea. No se trata de considerar que el acceso de los niños a contenidos explícitos no sea un problema, sino simplemente de demostrar que la privacidad, la seguridad y el bienestar han pasado a un primer plano.
Otro problema persistente y alarmante es la amenaza del grooming y los depredadores online. Ahora que los niños entablan conversaciones con desconocidos en las redes sociales, así como en sitios de mensajería y videochat, el riesgo de que un niño se encuentre con un depredador online ha aumentado considerablemente. La facilidad de acceso a estas plataformas plantea un reto, por lo que es mucho más importante que los padres y educadores se mantengan alerta y eduquen a los niños sobre los peligros potenciales a los que pueden enfrentarse.
Lee más sobre qué hacer si tu hijo es contactado por un depredador online en este artículo.
Una amenaza bastante reciente, pero muy extendida, es el ciberacoso. Aunque el acoso en general ya ha sido una preocupación en el mundo físico, ha surgido su contrapartida digital, que plantea un problema aún mayor. Extiende el dolor del aula al teléfono del niño, a su entorno doméstico, persiguiéndolo prácticamente 24 horas al día, 7 días a la semana, sin posibilidad de escapar. El ciberacoso crea un espacio virtual con comportamientos nocivos e intimidación, a menudo con graves consecuencias para la salud mental y el bienestar del niño. El anonimato que proporciona el mundo online permite al agresor permanecer oculto y seguir acosando a la víctima durante más tiempo, sin dejar rastro ni ser descubierto.
La tecnología Deepfake ha introducido una nueva dimensión en la preocupación por los contenidos explícitos. En lugar de preocuparse por que los niños tropiecen con contenidos inapropiados, el problema ha pasado a ser que se manipula a los niños para que aparezcan en contenidos comprometedores sin que ellos lo sepan. Es muy fácil, con la nueva tecnología disponible, pegar la cara de un niño en un cuerpo diferente y afirmar que es realmente él. El niño puede entonces ser manipulado para crear él mismo esos contenidos, sentir vergüenza e incluso ser chantajeado por el atacante. Esto subraya la necesidad de concienciar y educar sobre el uso responsable de los medios digitales y la importancia de una relación abierta con los niños, para que no tengan miedo de acudir a sus padres a la primera de cambio, sin temor a ser juzgados.
Sin embargo, los padres y los educadores no son los únicos que deberían interesarse por estas cuestiones. Corresponde a los legisladores y a las partes interesadas de las empresas poner en marcha una legislación que impida que se produzcan estas prácticas. Hay que regular más quién, cómo y cuándo puede usar Internet y, más concretamente, cómo y para qué.
También depende de nosotros, los adultos, educarnos sobre los peligros y cómo afrontarlos para poder guiar a nuestros hijos y crear una Internet más segura para ellos. La restricción ya no es una opción viable cuando se trata de seguridad online, pero cada vez es más necesario conversar con los niños sobre los riesgos potenciales que pueden encontrar en la red. Fomentar la alfabetización digital e inculcarles la importancia de un uso responsable de Internet son componentes esenciales de esta estrategia proactiva.
Además de la concienciación, hoy en día es imprescindible contar con una solución de seguridad en la que puedas confiar y que piense por ti. Tu mejor táctica de defensa es utilizar una solución de seguridad de confianza, como ESET HOME Security, con su protección 24/7 en tiempo real. Una de las funcionalidades, disponible en todos los niveles, es el Inspector de Red, que comprueba tu router doméstico en busca de vulnerabilidades, como contraseñas débiles o firmware desactualizado. Proporciona una lista de los dispositivos conectados, lo que facilita la detección de actividades maliciosas en tu red doméstica.
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La evolución de las amenazas online muestra la necesidad de un enfoque global y adaptable para padres y educadores. Mantenerse informados sobre los retos específicos y entablar activamente una conversación abierta con los niños contribuirá a un entorno online más seguro. Combinando la educación, la vigilancia y la sensibilización, podemos trabajar para mitigar los riesgos asociados al panorama en constante cambio del mundo digital.
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